El living de Mariana y Daniel era una verdadera “hoja en blanco”. Mudados hacía un tiempo, y ya recuperados de la compra del departamento, decidieron encarar el diseño interior.
No sabían muy bien lo que querían (eso dijeron pero yo creo que sí sabían, sólo que necesitaban ese empujoncito que les diera seguridad y confianza). De lo que sí estaban seguros es de que querían “hacerlo bien”, por eso decidieron llamar a un especialista.
Les presentamos dos porpuestas iniciales: una con una paleta súper neutra y maderas natuales híper claras, y otra en azules con metales cromados. En ambos casos hicimos una fusión entre conceptos contemporáneos, nórdicos, algo de mid century modern y un aire de minimalismo. Les encantaron las dos opciones pero optaron por el camino de los neutros y maderas claras, incorporándole también los metales cromados, fusión que le dio al espacio mucha pesonalidad y contraste.
Fue realmente notable la manera en la que Mariana y Daniel (ambos, cosa que no es tan frecuente tampoco) se involucraron en el proceso. Y eso SIEMPRE hace una verdadera diferencia. Porque los diseñadores somos como guías, o traductores, o intérpretes, o materializadores, o un poco de todo eso… Pero los espacios que tienen alma, esos que tienen ese “algo” diferenciador, esos que emocionan y sorprenden, son los que tienen la esencia de sus habitantes. Nuestro trabajo es descubrirla y el desafío de los clientes es dejarla aparecer. Eso ocurrió acá, en este living. Cada cuadro, cada lámpara, la alfombra, la mesa, las telas, la biblioteca, todo tiene una historia detrás, la historia de cómo Mariana y Daniel, ayudados por nosotros, buscaron un sentido en cada elemento para construir el sentido de su casa.