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5 razones por las que vale la pena reformar tu casa

Si estás leyendo este artículo, tal vez sea porque estás pensando, o fantaseando, con remodelar tu casa. Y probablemente se te crucen por la cabeza miles de razones que te desalientan: el lío de una obra, cómo voy a hacer, los obreros, la suciedad, el tiempo, los costos, por dónde empezar, a quién recurrir, qué me conviene hacer, ¿y si meto la pata? ¿por dónde empiezo? Y mientras tanto seguís viviendo en una casa que no es la que soñás. Una casa que ya no te alcanza. Quizás porque cambió la composición de tu familia, quizás porque vos ya no te conformás con “el techo propio”. Ya lo tenés, ya lo conseguiste, y ahora además querés ponerle personalidad, querés que sea bello, funcional, que tenga onda, que te represente, que se ajuste a tu estilo de vida.

Por eso pensás en remodelarlo, y te ilusionás con esa casa especial, como esas que ves en las revistas, y sabés que la podés lograr, porque tu casa tiene potencial, y está bien ubicada… Y de pronto otra vez dudás: ¡¿Reformar?! Tal vez te da miedo. Bueno, te digo algo: ¡¡¡es absolutamente normal!!

Parece sencillo… pero cuando empezamos a profundizar vemos que no lo es tanto. Sin embargo, la buena noticia es que tampoco es taaaaan difícil. Y la otra noticia, que es mejor aún, es que es REALMENTE HERMOSO ver el PROCESO DE TRANSFORMACIÓN de una casa. Ver cómo se va convirtiendo en un lugar radiante, vital, vibrante, funcional, aireado, moderno, cálido, personal. Te lo digo yo que trabajo de esto hace casi 15 años, y todavía hoy me emociono al ver el cambio de cada casa en la que trabajamos.


Por eso es que me puse a pensar en algunas razones clave por las que, estoy completamente segura, de que bien vale la pena embarcarse en una reforma. No son razones técnicas, ni económicas, esas las vamos a dejar para otros posteos en donde analizaremos estas cuestiones más “duras”. Hoy quiero hablarte de la RAZÓN DE SER de una reforma, del CORAZÓN de ese cambio.


1- Hecho a tu medida

Para empezar a hablar, tenemos que decir que las chances de encontrar una vivienda que ya esté hecha “a tu medida” son bastante bajas. Te habrá pasado que, buscando casa para comprar, a todas les encontrabas algo que no te convencía: algo estético, algo funcional, algo que te hacía no sentirla propia, cualquier detalle que se transformaba en un “pero”. En cambio, una reforma, te permite hacer la casa ideal para vos, esa que es única e irrepetible, que tiene tu sello, que te representa. Y eso, (te lo garantizo) genera un vínculo muy estrecho entre tu casa y vos. Se convierte en tu nido, tu refugio, el lugar al que querés llegar, en el que te querés quedar y del que no te querés ir.


2 – Un estilo de vida

El lugar en el que vivimos condiciona directamente la forma en la que vivimos. Por lo tanto, no es difícil deducir que, si nuestra casa no se condice con nuestra forma de vida, difícilmente podamos sentirnos a gusto y disfrutar a pleno del estilo de vida que queremos. Y este es un PUNTO CLAVE: una de las principales razones por las que vale la pena reformar, es para que puedas empezar a vivir la vida como la querés vivir y no como podés. Te asombraría saber cuánto puede ayudar una buena reforma en ese sentido.


3 – Ya la conocés de memoria

Hay tres casos típicos en los que uno piensa en reformar (no son los únicos pero son un clásico): o porque vivís en una casa y ya no se ajusta a tus deseos y necesidades, o porque heredaste una antigua casa de la familia y necesitás adaptarla a tu vida y modernizarla, o porque compraste una casa que ya tiene sus años con la idea de reformarla. En los dos primeros casos, hay algo que se vuelve muy importante a la hora de reformar, y es que ¡¡ya la conocés de memoria!! Vos más que nadie sabe cómo es esa casa. Desde cómo entra el sol en cada estación de año, hasta por dónde pasan las cañerías. Y eso es VALIOSÍSIMO a la hora de remodelar, porque ya sabés lo que tiene y también lo que necesita. Y también sabés lo que necesitás vos, lo que la casa te da y lo que no te da, lo que te hace amarla y lo que te hace odiarla, sus fortalezas y debilidades. Y ese es un EXCELENTE PUNTO DE PARTIDA.

4 – Factor emocional

Contrariamente a lo que tendemos a pensar, las obras de arquitectura en general, y las viviendas en particular, son espacios vivos, dinámicos.
A lo largo de su existencia (que en muchos casos suele superar en longitud a la de los seres humanos) se van transformando, como nos transformamos todos.
Uno a lo largo de la vida crece, madura, cambia de opinión, de gustos, genera nuevos vínculos, cambia el cuerpo, los estados de ánimo, en fin…
La vida de las casas está íntimamente relacionada con la vida de sus habitantes. No sólo con sus rutinas y sus necesidades funcionales más concretas sino, fundamentalmente, con SUS EMOCIONES .
Y ese factor emocional, es un MOTIVO CLAVE por el que tiene sentido hacer una reforma: es una manera de hacer crecer el vínculo con esa casa, de hacerlo madurar junto con nosotros.


5 – Tener un proyecto por delante

Convengamos que la vida se trata de eso, de tener proyectos. ¿Qué sería de nosotros si no tuviéramos una meta que alcanzar, o un desafío por delante? Todo el tiempo estamos proponiéndonos cosas, deseando cosas. Los deseos, que transformamos en proyectos, son el gran motor de nuestras vidas. Cuánto más nos acerquemos a vivir en comunión con nuestros deseos, más nos vamos a acercar a una vida plena y, por qué no decirlo, más feliz. ¿Y qué mejor desafío que transformar tu casa en la casa de tus sueños? Es un GRAN PROYECTO. Y (confía en mí), es absolutamente posible. Es sólo cuestión de animarse y de hacerlo de manera planificada, a consciencia, bien asesorados, para tomar decisiones en firme, minimizando riesgos y maximizando el disfrute.


Como les digo siempre a mis clientes en las primeras reuniones: reformar una casa es una GRAN AVENTURA. Hermosa, pero aventura al fin. Es un proceso lleno de emociones. Te vas a divertir, te vas a emocionar, vas a sufrir, te vas preocupar, te vas a enojar, vas a volver a sonreír, te va a dar ansiedad, te vas a sorprender, te vas a volver a reír, y al final vas a sentir que todo VALIÓ LA PENA.


La clave del asunto es no emprender una reforma de manera improvisada. Ya iremos viendo en futuros posteos algunos consejos y sugerencias para evitar errores, anticipar algunos problemas y reducir los riesgos.

¡Hasta la próxima!